Vaca Gorda existe

miércoles, diciembre 07, 2011


Ella y sus diez hermanos nacieron en el batey de Lechería, en Villa Altagracia, de padres haitianos
Una mujer escribe un mensaje en el libro de condolencias por la muerte de la activista dominicana. EFE
SANTO DOMINGO.- La activista dominicana Sonia Pierre, fallecida el domingo a los 48 años, fue un símbolo de la lucha contra la discriminación de los hijos de haitianos en suelo dominicano, lo que le valió ácidas críticas por parte de funcionarios públicos que veían en ella a una enemiga del país.

Pierre nació el 4 de junio de 1963 en el batey (poblado habitado por cortadores de caña de azúcar) "Lechería" del desaparecido ingenio Catarey, en el municipio de Villa Altagracia (sur), donde se instalaron sus padres en los años 50 tras llegar desde Haití para trabajar en los campos de caña durante la dictadura de Rafael Trujillo Molina (1930-1961).

La activista y sus diez hermanos nacieron y se criaron en el batey, donde Sonia, de antecedentes cardíacos, murió el domingo víctima de un infarto fulminante que puso fin a 30 años de lucha contra la discriminación y a favor de la nacionalidad de los hijos de inmigrantes haitianos nacidos en la RepúblicaDominicana.

La dominicana, que sufrió en carne propia la miseria y el estigma de la discriminación, se involucró siendo adolescente a esta causa que de adulta le valió el hostigamiento de empresarios e incluso amenazas de muerte, pero también varios reconocimientos internacionales.

La activista, cuyos restos fueron sepultados hoy en su tierra natal, fue arrestada con apenas trece años al ser la portavoz de una protesta de cortadores de caña de azúcar en su pueblo de trabajadores inmigrantes.

Sonia Pierre, fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Dominico-Haitianas (Mudha), se fijó un claro objetivo: mejorar la condición de las personas que viven en los bateyes y defender los derechos humanos de los descendientes de haitianos.

Se enfrentó en varias ocasiones a autoridades locales por la negativa del Estado a reconocer como dominicanos a los hijos de inmigrantes haitianos. En 2005, Pierre, su organización y otras entidades lograron, tras presentar una denuncia en 1998, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenara al país a indemnizar a dos niñas de ascendencia haitiana a quienes una Oficialía Civil (Oficina del Registro Civil) se negó a entregar acta de nacimiento.

La defensora de los derechos humanos volvió a la CIDH años después para denunciar la repatriación masiva de haitianos por parte de las autoridades entre 1999 y 2000.

La Constitución dominicana niega la nacionalidad a los hijos de una persona que se encuentre en tránsito o que resida ilegalmente en territorio de la nación caribeña, lo que afecta especialmente a los hijos de haitianos indocumentados nacidos en el país, fronterizo con Haití.

Funcionarios veían en la controvertida luchadora a una enemiga, y en 2007 la Junta Central Electora (JCE) puso en duda el acta de nacimiento de Pierre ante la sospecha de que sus padres falsificaron supuestamente los documentos de ésta para obtener la nacionalidad dominicana.

"Me pongo a disposición de las autoridades competentes para que hagan una investigación imparcial y objetiva", indicó Pierre a Efe en aquella ocasión, en la que dijo confiar en lo que llamó "la justicia de mi país".

El trabajo de Pierre en defensa de los derechos humanos le valió en marzo del año pasado el Premio Internacional al Coraje de la Mujer, que recibió de manos de la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, y de la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Sin embargo, esta labor también le valió las criticas de funcionarios locales, que la acusaron de ser enemiga del país. Uno de sus críticos, el canciller del país, Carlos Morales Troncoso, lamentó su fallecimiento y admitió que "pese a las diferencias de enfoque" que mantuvo con la activista, reconoce "la dedicación que siempre caracterizó a Pierre en la defensa de sus posiciones y principios".

En 2006 Pierre recibió el Premio Robert F. Kennedy de Derechos Humanos en reconocimiento a sus esfuerzos por suprimir la discriminación contra los descendientes de haitianos en el país caribeño.

Cuatro años después, en junio de 2010, el entonces presidente de Haití, René Préval, le concedió la orden "Honor y Mérito", en el rango de Caballero, por la labor que desarrollaba en defensa de los derechos humanos.

Para las compañeras de lucha de Pierre, su muerte "será un gran vacío para los derechos humanos y será terriblemente lamentada", pero "su espíritu de lucha permanecerá para siempre".

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