DAJABON, R.D. Todavía para muchos de sus familiares y amigos cercanos, la fatídica noticia de que la joven Rosanni Onela Fernández Tejada falleció parece ser una pesadilla, un sueño del que quisieran despertar.
Onela, nacida el 8 de octubre, era una joven de 20 años, llena de vida y madre de un pequeño de 6 meses de nacido. Era hija de los señores Ana Rosa Tejada (libita) y Santo Fernández; hermana de Manuel Tejada y Edilí Fernández.
Su deseo de echar hacia delante la llevó a realizar un curso de contabilidad en el programa Juventud y Empleo del Ministerio de Trabajo que se imparte en INFRONTEC Dajabón, dedicando los últimos meses de su vida al estudio, donde además hizo grandes amigos.
Su muerte
Desde hace tres días estaba padeciendo de fiebre, por lo que fue al médico el martes, donde le diagnosticaron paludismo y le indicaron lo que debía tomar. La joven tomó los medicamentos, pero casi no ingería alimentos porque los vomitaba, esto le provocó debilidad, y al parecer cuando fue al baño de su casa y tratar de levantarse le dio un mareo y cayó en el borde de la bañera, golpeándose en la nuca.
No hubo ningún ruido, ni voz pidiendo auxilio; fue encontrada en el piso del baño por su hermana Edilí, quien avisó a los demás y corrieron a llevarla de inmediato al Hospital Ramón Matías Mella de Dajabón, pero al llegar los médicos diagnosticaron que había fallecido al momento de la caída.
Su cuerpo fue velado en Dajabón en la calle Sabana Larga, donde sus familiares, vecinos y amigos compartían el gran dolor y la consternación. A las 2:00 de la tarde se le realizó una misa de cuerpo presente en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Dajabón, desde donde fue trasladada al municipio de Partido, lugar de donde procede su familia materna para darle cristiana sepultura.
Onela en los momentos que compartía con sus amigos pedía a quienes le acompañaban que cuando muriera que la enterraran con el tema “La Despedida” de Ana Gabriel, el mismo que ella utilizaba siempre que hacía los oficios domésticos de su casa; deseo que fue cumplido por sus familiares, quienes colocaron esa canción durante todo el trayecto.
El llanto estuvo presente en hombres, mujeres y niños mientras daban el último adiós a Onela.
Quienes tuvimos el placer de conocer y tratar de cerca a Onela, siempre la recordaremos como una joven alegre a quien le agradaba compartir con sus amigos.
Descanse en Paz.
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