Una trabajadora barre el suelo de una aula en un colegio de San Francisco Solano, en Argentina, el 17 de abril de 2002. Un niño de 12 años que acaba de terminar su escuela secundaria y seguirá estudiando dos carreras universitarias en la provincia argentina de Córdoba (centro) reclamó el miércoles que el sistema educativo contemple casos excepcionales como el suyo.
Un niño de 12 años que acaba de terminar su escuela secundaria y seguirá estudiando dos carreras universitarias en la provincia argentina de Córdoba (centro) reclamó el miércoles que el sistema educativo contemple casos excepcionales como el suyo.
"El sistema educativo debería cambiar y permitir casos especiales como el mío. Al año y medio, ya leía y a los tres años, lo hacía fluídamente. Aprendí solo gracias a un programa de computación cuyo nombre no recuerdo ahora", contó Kouichi Julián Andrés Cruz.
El niño rendirá el sábado próximo un examen de ingreso en la licenciatura en Ciencias de la Computación en la Facultad de Astronomía, Física y Matemática y planea inscribirse en Ingeniería en Computación de la Facultad de Ciencias Exactas, ambas en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
"Me aburría mucho en el colegio. A las cosas las agarraba (entendía) muy rápido. Entonces, decidí no seguir perdiendo tiempo", dijo sobre la escuela media, de la que cursó tres años de manera regular, compartiendo los cursos con adolescentes varios años mayores, y otros tres años 'libres', pasando exámenes.
Kouichi, cuyo nombre es de origen japonés y fue elegido por sus padres, practicantes de la fe budista, admitió que la literatura no es su fuerte, pero en cambio "siempre, siempre me ha gustado la matemática, y todo lo que tenga que ver con ella: física, química y biología".
"Desde muy pequeño, se destacó por su memoria. No se le olvidaba nada", contó su padre, el médico Leopoldo Cruz, de 48 años.
Este niño, hijo único, aclara que "en el tiempo libre, prácticamente no leo. Juego, como un chico normal. No es que me paso todo el tiempo estudiando o cosas así".
"A los tres años, comenzó a jugar al tenis en una escuelita. Luego, entre los cuatro y los cinco, ganó algunos torneos al ajedrez. Jugó después al básquet y al rugby. A los siete empezó a aprender golf y, actualmente, juega al tenis y de vez en cuando al fútbol", detalló el padre.